La Terapia Gestalt se encuadra dentro de las terapias humanistas, que ponen el acento en el potencial sanador que tiene la relación terapeuta-paciente.
Un proceso terapéutico desde este enfoque es un acompañamiento para el autoconocimiento y crecimiento personal a través de aumentar la conciencia sobre uno mismo y las propias emociones, pensamientos y actos.
El objetivo de esta manera de hacer terapia es recuperar toda esa energía vital que se queda atrapada en bloqueos, asuntos inconlusos y maneras de encarar la vida que ya no nos sirven en el presente, para ponerla al servicio de satisfacer nuestras necesidades más auténticas y para responder de manera más adecuada a las situaciones que vivimos aquí y ahora.
En Terapia Gestalt importa más el «¿cómo?» que el «¿por qué?», y por eso el proceso terapéutico pasa por acompañar al paciente en la tarea de responderse cómo es y cómo se instala el sufrimiento en los distintos ámbitos de su vida, cómo está respondiendo a las circunstancias de su vida que le generan malestar, cómo llega a bloquearse, cómo experimenta su ansiedad, etc, ya que conociendo en profundidad estos procesos, estará en mayor disposición de generar alternativas.
Estas maneras alternativas de actuar ante las situaciones surgen de modo espontáneo en el paciente, como una respuesta que se adecúa mejor a sus circunstancias, completándose así el proceso de autorregulación, que es la piedra angular de la Terapia Gestalt.
Aumentar la conciencia sobre nosotr@s mism@s como principio y base del proceso que nos llevará a la autorregulación, es un entrenamiento en el que el terapeuta acompaña al paciente y que más concretamente se traduce en:
  • aprender a darle un espacio de expresión a nuestras emociones sin censurarlas ni juzgarlas
  • aprender a escuchar el discurrir de nuestra mente, a darle voz y ver todo lo que nos decimos a nosotros mismos, a distinguir los deseos que nos acercan a nuestras necesidades más autenticas de aquellas que nos alejan
  • aprender a observar nuestro cuerpo, a devolverle su expresión e intergrarla junto con nuestra mente y nuestras emociones en la persona que somos
Beneficios de la Terapia Gestalt para madres y padres:
Cuando un paciente adulto acude a terapia, ya sea en individual o dentro de un proceso familiar aprender a conectar consigo mismo, a escuchar y atender más compasivamente sus propias emociones y necesidades, de manera que aquello que aprende para sí mismo es mucho más fácil que pueda ofrecérselo a sus hij@s.
Aumentar la concienta sobre su propia biografía y resolver aquello que quedó inconcluso, permite al padre o madre que acude a terapia ser consciente de los miedos y culpas presentes en la relación con sus hij@s, de manera que está en mayor disposición de generar una nueva mirada en la que poder verlos más como las personitas (personas) que son, con sus necesidades y maneras de ser propias, por lo que la relación padre/ madre/ hij@ se torna más auténtica, se construye desde un lugar de mayor aceptación y por lo tanto resulta más satisfactoria para ambos.
Del mismo modo, el padre o madre que acude a terapia seguramente acabe experimentando mayor sensación de paz y de bienestar consigo mismo por lo que la energía disponible para sostener las problemáticas de los niños es mayor que cuando el padre o madre se siente atascado, bloqueado o insatisfecho con su propia vida.