ESQUEMA CORPORAL. IMPORTANCIA E IMPLICACIONES

Todos hemos oído hablar del esquema corporal, pero ¿entendemos realmente qué es y cómo se desarrolla? Descúbrelo en esta entrada

Cuando acabes de leer este párrafo cierra los ojos por un instante y date cuenta de si puedes saber qué postura tiene cada parte de tu cuerpo. Si tienes o no dobladas las rodillas o los codos, si tu mandíbula está apretada o relajada, que puntos de tu cuerpo están recibiendo más presión al estar apoyados en el suelo o la silla… date un momento para tomar conciencia de tu mapa o esquema corporal… ¿Te imaginas que no pudieras sentirlo de forma nítida y contar con esas referencias internas?

El esquema corporal va mucho más allá de saber identificar/reconocer las partes del cuerpo y su nombre. El esquema corporal es un mapa interno que nos permite sentir, e integrar la información de cada zona de forma diferenciada, discriminar y percibir cuando se está tocando o no cada una de esas partes. También qué posición y movimiento están realizando unas parte independientemente de las otras, cuánta fuerza están ejerciendo, con qué velocidad… y todo esto sin intervención del sistema visual.

El esquema corporal se construye, principalmente, gracias a la información sensorial táctil (proviene de los receptores de la piel) y propioceptiva (la que proviene de músculos y articulaciones). Una vez construido podemos nombrarlo, reflexionar sobre él o aprender a controlarlo de forma voluntaria para explorar y desarrollar habilidades nuevas y más elaboradas.

Muchos de l@s niñ@s con los que trabajamos aún no hay desarrollado ese mapa corporal interno y por eso les cuesta organizar de forma fluida y automatizada los movimientos de su cuerpo, sus manos y sus ojos para tareas más elaboradas como leer, escribir, atarse los cordones, participar en deportes y un largo etcétera de actividades.

Y por eso la forma de intervención más eficaz para ellos no va encaminada de primeras a entrenar o practicar esas actividades que no les salen, sino a desarrollar ese esquema corporal a través de juegos que aumenten la entrada sensorial táctil y propioceptiva (también vestibular). Esto les ayuda a tomar conciencia y control sobre su cuerpo. Entonces, y sólo entonces, pueden comenzar a adquirir el control suficiente para desarrollar habilidades más complejas.