Cuando tuve que orientar mi carrera profesional sabía que quería ayudar a otras personas. Casualmente me topé con mi vocación, la Terapia Ocupacional. Siempre me ha gustado mucho jugar con peques y desde que me formé en integración sensorial el juego tiene mucho más sentido. Después de trabajar con diferentes colectivos y en diferentes lugares sé que lo más importante es que los terapeutas adaptemos las terapias que aplicamos a cada persona y familia y ese reto me motiva constantemente.
Me he formado más específicamente en TEA, y he profundizado en la integración sensorial, conociendo también otros enfoques.